[Traducción de la entrada original del día 15-01-2012]
Cierro los ojos y me traslado a mi mundo de cuando tenía unos 5-6 años, quizás 7, veo a mi madre ordenándome la habitación y diciéndome que eligiera unos cuantos juguetes viejos, que los daríamos a los niños pobres, a mí eso de desprenderme de algún juguete no me hizo ninguna gracia de entrada, y me negué en rotundo, pensaba que nunca podría vivir sin ninguna de ellos, y menos sin ninguno de mis queridos peluches, mi madre me hizo mirar a mi alrededor, las paredes, el suelo, el techo de la cama, los cajones de debajo de la cama, un armario, todo lleno de juguetes ... me hizo entender que yo era una niña que tenía de todo y habían niños que no tenían de nada, y que si yo no tuviera de nada, también me gustaría que alguien me diera uno de sus juguetes, así que elegí unos cuantos, era una niña así que aunque sabía que hacía bien hecho me dolió un poco igualmente, pero aquel infierno sin juguetes que me imaginé cuando me pidieron que eligiera unos cuantos, ni fue un infierno, ni nada de nada ... Tardé poco en olvidarme de aquellos juguetes, está claro que todo tiene su proceso ...
Recuerdo cuando ya era un poco mayor, no mucho, y me dijeron que nos iríamos de Barcelona, me cambiaría de escuela y todo lo que ello conlleva, recuerdo como me cayó el mundo encima y pensaba que nunca podría ser feliz en ningún otro lugar como lo era en donde vivíamos entonces, pero nos fuimos, me cambié de escuela, y aunque los años siguientes fueron duros, también fueron parte de una de las épocas más felices de mi vida. Uno tiene que ir adaptándose a la vida que le toca vivir e intentar poner la mejor cara posible ... no sé cuánto tiempo tardé en acostumbrarme a mi nuevo hábitat, pero no fue mucho tiempo ... todo tiene su proceso ...
Pasaron los años y nos volvíamos a mudar, y a mí me tocaba cambiar de escuela otra vez, esta vez había una evolución, de una escuela me iba a un instituto ... tuve que acostumbrarme a dejar de nombrar a los profesores sin el "profesor" o el "señorita" delante del nombre y ser más informal ... y es que 5 años inculcándote una educación determinada no se olvidan así como así ... otras cosas no, pero eso me costó lo mío acostumbrarme, pero como todo tiene su proceso, al final me adapté.
Y los años siguen pasando y tengo mi primer noviete, ¡oh! amor de juventud, todo es de color de rosa, dos almas jóvenes, ríen, juegan, exploran, se aman, aprenden ... en un ataque romántico pienso que será para siempre ... pero me equivoco, como tantas veces, pues no soy perfecta, nada es eterno, pienso que si se acaba me voy a morir, que no podré vivir sin él, pero también me equivoco, pasa el tiempo, y lo que antes recordaba con dolor ahora lo recuerdo con la ternura que una tía tendría hacia su primer sobrino, porque, aunque no nos lo creamos, todo tiene su proceso ...
Y pasan años y años, pasan penas, tristezas, alegrías y tonterías, unas cosas duran más, otras duran menos, unas las recordamos cada día, otras no las pensamos si no nos obligan, como si fuera de goma me adapto a mi entorno, me moldeo a la vida que me toca vivir, es lo que siempre he hecho, no me lo ha enseñado nadie, yo sola lo he aprendido a medida que he ido viviendo y viendo y sintiendo en mis carnes como todo tiene su proceso ...
Un buen día me dan una noticia, un diagnóstico, es duro, es contundente, me imaginaba algo, la naturaleza me ha dado un cerebro con el que pensar, y usándolo ya había llegado a alguna conclusión no muy agradable , pero no me imaginaba que me dirían lo que me dijeron y el mundo se me vino encima. Todo el mundo me venía con consejos, con ideas, con propuestas, y yo no quería oír a nadie, necesitaba mi proceso, necesitaba mi tiempo para asumir que mi vida cambiaría para siempre, tenía que pasar mi duelo ...
Y ha pasado el tiempo, concretamente 2 años, y ese futuro tan negro que veía, aquel túnel tan oscuro sin luz al final, que creía que era mi próximo camino, ha resultado que no era así, ha sido duro aceptar mi situación, no diré lo contrario, después de muchos llantos y muchas desesperaciones, de mucha angustia y mucho miedo, ahora puedo decir que me siento feliz y tranquila, emocionalmente centrada y en paz conmigo misma, me he dejado fluir, he dejado que el tiempo pasara a su ritmo, al mío y no al de los demás, ya que, en este caso concreto, era yo la que tenía que pasar el duelo, hay quien no me lo ha respetado, y sintiéndolo mucho ya no pertenecen a mi vida, pues por una vez en la vida, en parte, debo ser un poco egoísta y procurar por mí y mi paz interior, y hay quien me ha respetado y me ha dejado fluir a mi ritmo, y aún está a mi lado y espero que sea así por mucho, mucho tiempo.
Todo tiene su proceso, todo pasa, y por muy liada que esté la madeja, siempre se puede volver a desliar, por más difícil que creamos que es nuestro camino, las cosas se acaban poniendo en su lugar. Cada uno tiene su ritmo, cada uno debe hacer su camino concreto ... Y los demás debemos permitir que cada uno fluya por su corriente particular, no podemos pedir a alguien que tarde más o menos tiempo en asumir algo, sólo porque nosotros pensamos que lo haríamos de otra manera. Los sentimientos no se pueden forzar, tienen que venir o se tienen que ir solos, ya sean buenos o no tan buenos.
Seamos un acompañante en el camino del duelo de nuestros seres queridos, cojámoslos de la mano y vayamos a su lado, no queramos ser el guía, pues ¿cómo queremos guiar por un camino que no conocemos y que no es nuestro?
Yo he sido mi propia guía en mi camino del duelo, y he ido de la mano de mi compañero, amigo y puntal, acompañándome día a día, siguiéndome el paso sin querer ir más rápido que yo, y se , que si no hubiera sido así, nunca hubiéramos podido afrontar como lo hemos hecho lo que nos está tocando vivir.
Gracias por ser como eres y por estar a mi lado siempre! Te quiero!