[Traducción de la entrada original del día 23-12-10]
Hoy
hace un año que supe, por fin, qué era lo que me pasaba, hoy hace un
año que tuve que empezar a asumir un montón de cosas, hoy hace un año que el
Dr. Joaquim Fernández-Solà me dio mi diagnóstico, hoy hace
un año que comenzó mi nueva vida, y me gustaría hacer balance de cómo
han ido las cosas ...
Lo
primero que me pasó es que me cayó la noticia como un jarrón de agua
fría, yo ya sospechaba que era lo que tenía, pero cuando lo ves escrito
en papel, cuando te dicen "ya te puedes ir haciendo a la idea de que no
podrás trabajar nunca", cuando te enfrentas a la realidad de esta
manera, por muchas sospechas que tengas, la noticia es abrumadora.
¿Cómo asumir que no te curarás nunca, cuando no has hecho más que intentar curarte año tras año? De buenas a primeras no se puede.
Grité,
lloré, me asusté de mala manera, le pedí a mi compañero que me dejara,
como era demasiado difícil para mí asumirlo, pensaba que para él
sería imposible, así que le pedí varias veces que me dejara. Doy gracias a que no me hizo nunca caso, al contrario, es mi máximo apoyo, un puntal indispensable en mi vida.
De
un año hacia aquí mi vida ha cambiado de mala manera, han cambiado mis
relaciones personales, ha cambiado mi salud, no tiene nada que ver con
lo que era antes de saber qué es lo que me pasa.
He perdido amistades, no puedo ir a visitar a nadie que no haga control ambiental
como yo, no puedo salir de fiesta por las noches como hacía antes, no
puedo ir a tomar ni una cerveza sin alcohol a ningún bar, ni a ninguna
terraza, ni nada de lo que hace una chica "normal" de 30 años ... cuesta asumir, pero las enfermedades crónicas son como un espantapájaros para las relaciones personales ...
He perdido el contacto con la que era mi familia. No se si no han sabido asumir lo que me pasa, o si simplemente no han hecho ni el esfuerzo. Hace
mucho daño sentirse tan lejos de tu sangre, hace mucho daño sentir que
se despreocupan de ti, que no te quieren venir a ver, que no se adaptan a
tu nueva situación, que no te comprenden y ni sólo hacen el esfuerzo.
Esto
también cuesta asumir, te sientes solo, vacío, desamparado, que no te
ata nada a este mundo, que no vales nada, que no deberías haber nacido,
que no te quieren, que se deshacen de ti, que no te quieren, llegas a
sentir tantas cosas negativas, que cuesta creer que a una no se le agrie el carácter ...
Mi salud también ha cambiado, de hecho, ha empeorado, este año, contando las visitas a los médicos, las concentraciones
de protesta ante el ICAM de Girona, y alguna salida con los perros este
verano, no llegan a 10 las veces que he salido de casa ...
El
día que me diagnosticaron, al llegar a casa tiré todos los productos de
limpieza y todos los cosméticos, velas olorosas, incienso, caramelos de
fresa, todo lo que en acercarme me ahogaba fue a parar a la basura,
sustituimos la comida habitual por comida ecológica, dejé de beber agua
del grifo y sólo en bebía embotellada en plástico, intentamos sacar el
olor de la ropa que ya teníamos, sin mucho éxito a pesar de que hemos
podido salvar alguna cosa, me compré máscaras con carbón activado,
cambiamos el teléfono de la ducha, aunque no pudimos poner filtros por
el cloro. La caída en picado fue, igualmente, inmediata.
La
mascarilla no me protegía lo suficiente, al cabo de un mes de usar
tenía que combinar dos y un filtro adicional, con lo que no conseguía ni
protegerme ni respirar bien. Tuve que poner en la balanza
que era más importante, si protegerme o no pasar vergüenza al ir por la
calle y pasar lo más desapercibida posible, como es lógico y evidente
ganó mi protección, así que me compré un respirador buconasal con
filtros intercambiables. Pesa mucho, me hace mucho daño en
la cara, en las cervicales y en la cabeza llevarlo, y cuando voy por la
calle es como si fuese rodeada de luces de neón, pero es lo único que me
permite respirar dentro de las salas de espera cuando voy al médico, o
cuando voy de casa al coche, cuando tengo que salir de mi burbuja
vaya.
He
pasado meses y meses con náuseas diarias y permanentes, no aguantaba
más de 10 o 15 minutos sentada delante del ordenador, me ponía a hacer
cosas con el ordenador y al cabo de nada y de repente me mareaba de mala
manera , con una salivación incontrolable, peor que un grifo abierto,
quedándome blanca del todo e incluso, a veces, casi perdiendo el mundo
de vista.
Eso me pasó día sí y día también hasta relacionar la electrohipersensibilitat con los síntomas que tenía, pregunté aquí y allá, y después de seguir, prácticamente, punto por punto lo que me dicen aquí
, por suerte, he conseguido reducirlo tanto, que ahora este ya no es
uno de los síntomas diarios, ahora sólo lo tengo de vez en cuando ...
Del
mismo modo que mi tolerancia a todo ha ido disminuyendo
precipitadamente y de forma continuada, también ha disminuido mi fuerza,
mi resistencia ... no aguanto mucho rato de pie sin que
me hagan mucho daño las piernas y se me cansen dolorosamente, me duele
el simple hecho de mover un brazo, no aguanto el mismo peso del brazo, y
si me vierais los brazos os haríais cruces, de lo delgados que los tengo. Me he tenido que cortar el pelo, me pesaba
demasiado y entre la dificultad para lavarlo y el peso excesivo, al
final tiré atajé y me corté el pelo bien corto. Y aún así me duelen las raíces de cada uno de ellos.
Todo
esto antes ya me pasaba, pero si bien entonces aún podía hacer un poco
de las tareas del hogar, ahora me es totalmente imposible y me paso la
vida en la cama, no puedo hacer ningún esfuerzo sin marearme y agotarme inmediatamente , es en contadas ocasiones que tengo suficiente
energía para hacer algo, la web
, el blog, comunicarme, todo lo que hago con el ordenador lo hago desde mi
cama, y tendiéndome o incorporándome en función de si me mareo, de lo
rápido que me canso y del grado de daño que me hagan las articulaciones y
la musculatura, y así voy haciendo.
Y
ahora, bueno, ahora si no bebo agua embotellada en vidrio no puedo beber
sin que me sienta mal (aun no tengo filtros en los grifos), sólo
puedo hacer vida en la mitad de la casa, que son el aseo y las dos
únicas habitaciones que he podido sellar porque no me entre ninguna
sustancia nociva de fuera. He tenido que sellar ventanas y
puertas para que no me entre humo de las chimeneas de los vecinos ni los
efluvios de los jabones y suavizantes de las ropas que tienden en las
azoteas, algo que no me hizo falta el año pasado. Si se me
ocurre comer algo que no sea ecológica me encuentro muy mal, hay comidas
que, a pesar de ser ecológicos, no los puedo ni oler, me ahogan, no
puedo tener un paquete de galletas "maría" ecológicas cerca ni en la
misma habitación donde soy yo por ejemplo. Mis muñecas no
aguantan nada, si se me ocurre apoyar el peso del cuerpo a uno de los
brazos, se me doblará seguro haciéndome caer, tengo que vigilar mucho. He
perdido aún más memoria, pierdo horas enteras, pierdo conversaciones
enteras y días enteros, cuando mi cerebro se niega a pensar y se queda
en blanco, a veces incluso no me salen las palabras y balbuceo como un
niño pequeño que está aprendiendo a parlotear, cuando me pasa esto
recuerdo la caída en picado de mi abuela con el alzheimer, ella
balbuceaba igual, y recuerdo sus ojos atrapados como decían "me estoy
dando cuenta de todo lo que me pasa".
Pero
no todo lo que me ha pasado durante este año ha sido negativo, también
han habido cosas buenas, principalmente que, mediante la red, he
conocido a personas muy majas con las que se ha creado un vínculo de
amistad muy bonito , he descubierto una gran amiga que no sabía que
tenía y que nos conocíamos de hace tiempo, me he concienciado, he
aprendido muchas cosas sobre salud ambiental, sobre ecología, sobre mis
enfermedades y sobre mí misma.
Antes
no sabía qué quería, ni a dónde quería ir, ni cómo quería ir, ni nada
sabía, ahora eso lo tengo muy claro, tengo un rumbo y una dirección muy
claros, qué quiero hacer y cómo lo quiero hacer, a donde ir y cómo ir.
He crecido como persona y eso no me lo quita nadie, pero esta será otra historia.